Friday, January 13, 2017

Adiós Carrie Fisher

2016 ha sido un año de muchas muertes de artistas talentosos, entre otros se fueron David Bowie, Prince, Gene Wilder, Leonard Cohen, George Michael, Carrie Fisher y un día después su madre, la actriz Debbie Reynolds.

En esta ocasión vamos a hablar de Carrie Fisher, hija del cantante Eddie Fisher y la actriz Debbie Reynolds. Carrie Fisher en sus 60 años de vida se lució como actriz de cine, teatro y televisión, como escritora, script doctor, y también como activista luchando por la paga igualitaria para las mujeres en el trabajo, además de concientizar sobre el trastorno bipolar del cual sufría.

Pero el mundo la recordará eternamente por haber interpretado a la Princesa Leia Organa en la serie de películas “La Guerra De Las Galaxias” (Star Wars). En ese papel Carrie Fisher marcó profundamente mi infancia y la de incontable cantidad de personas alrededor del mundo desde los años 70 hasta la actualidad.

Hace menos de tres semanas mi mujer me dijo que Carrie Fisher había muerto, e inmediatamente comencé a tener una sucesión de recuerdos de mi niñez, y a sentirme triste. Pero me resistí a creerlo, pensé que era otro de los tantos rumores falsos que algunos esparcen por internet porque sus vidas apestan, y busqué más información.

Grande fue mi alivio cuando supe que había sufrido un ataque cardíaco pero estaba viva. Pero nunca recobró la consciencia, y días después mi mujer volvió a decirme que Carrie Fisher había muerto. Esta vez era real.

La sucesión de recuerdos que había comenzado a tener cuando tuve la primera noticia se disparó otra vez, más intensa, y empecé a recordar cosas de mi niñez tan vívidamente como si hubieran sucedido ayer.

Y no es para menos, como dije antes Carrie Fisher marcó enormemente mi infancia y la de varias generaciones.

En mi caso fue a tal punto que cuando era chico y supe que la gente acostumbraba tirar monedas en las fuentes para pedir deseos, con el pensamiento mágico infantil que poseía hice mi propia versión de eso poniendo monedas en vasos con agua que dejaba por toda la casa deseando algún dia conocerla y casarme con ella.

El primer juguete que podría considerarse “femenino”, la primera muñeca que tuve fue la de la Princesa Leia en mi colección de la Guerra de las Galaxias.

Estaba tan obsesionado con ella que una vez que como tantas fuimos a cenar a la casa de mis tíos llevé la muñeca conmigo. Luego mi primo menor, siempre tan tendiente a llevar y traer comentarios y rumores, me dijo que algunos adultos de su familia pensaban mal de mi por eso, por tener una muñeca.

Más allá de lo cerrado de esa visión, ¿cómo no obsesionarse con Carrie Fisher y su Princesa Leia? A esa edad no era una cuestión física.

Ella era la líder de la resistencia, de los rebeldes que luchaban contra el Imperio, contra el Lado Oscuro de la Fuerza, tomando la lucha en sus propias manos, infiltrando la fortaleza de Jabba el Hutt para rescatar a su amor Han Solo en El Regreso del Jedi. ¿Cómo no enamorarse? Yo quería una mujer así, aún siendo un chico menor de diez años lo sabía.

El tiempo pasó, me enamoré de otras mujeres, de chico de mujeres que nunca conocí y de grande de otras que sí conocí. Finalmente encontré al amor de mi vida, me casé, pero Carrie Fisher fue la primera mujer con quien desde chico quise casarme, y ese sentimiento -pese a lo imposible- es difícil de olvidar.

Desde su muerte escuché noticias contradiciendose sobre si había terminado de filmar sus escenas para el Episodio 8 de Star Wars o no, y preguntándose cómo harían en el Episodio 9 sin ella. Suponemos que la recrearán con gráficos generados por computadora como hicieron con el fallecido Peter Cushing para el personaje de Tarkin o la mismísima Carrie Fisher para volver a mostrar su versión veinteañera en “Rogue One”.

De una forma o de otra, volver a ver a Carrie Fisher en pantalla después de su muerte será una experiencia agridulce.

Que la fuerza esté contigo Carrie, dondequiera que estés.


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