Friday, May 20, 2016

Kooza by Cirque Du Soleil (2016 Buenos Aires)

Por esas cosas buenas de la vida nos enteramos que el Shopping Abasto de Buenos Aires estaba haciendo una promoción para clientes, en la cual por compras de cierto valor uno podía acceder a entradas para el espectáculo Kooza del Cirque Du Soleil. Por lo tanto, como necesitábamos comprar un aire acondicionado y un televisor, terminamos yendo en familia a ver dicho show.

El evento fue en Costanera Sur, donde este talentoso grupo irguió su enorme carpa, y fue una noche memorable.

El lugar estaba lleno a reventar, todo muy bien organizado y cómodo gracias a los acomodadores, las butacas y la calefacción del lugar. Ya desde antes de que comenzara el show podía disfrutarse de la música del espectáculo, y apreciarse una estructura gigantesca detrás del gran escenario, así como varias columnas y variada iluminación alrededor de todo el recinto.


Repentinamente, vemos a una bailarina deambulando entre el público, invitando a subir a una nenita. Entonces, nos pasa por encima -viniendo desde atrás- un hombre con un balde gigante de pochoclo, que desborda cayendo sobre el público sentado a medida que quien lo sostiene pasa sobre las butacas. Luego de la sorpresa inicial nos damos cuenta que es un personaje del show. Por otro lado aparece un hombre con una cinta métrica tomando medidas en el escenario, y el presentador del show lo obliga a bajarse a la vez que suena una alarma que ordena desalojar el escenario. Un policía persigue a alguien, un inspector aparece sobre el escenario...

Todo el público toma fotos y videos del humorístico caos hasta que finalmente comienza el show oficialmente anunciado por el presentador, quien gesticula a la vez que una voz en off pide aplausos para sus anunciantes, que pasa a listar. Resultó gracioso cuando el público abucheó espontáneamente a algunos de ellos, como Clarín y Canal Trece, a la vez que el presentador hacía gestos que iban desde el aburrimiento hasta limpiarse el culo cuando se oían sus nombres.

Luego vemos que un payaso entra en escena, y tras remontar un barrilete por un tiempo recibe una caja de un mensajero del correo en bicicleta. Cuando abre la caja sale volando de su interior un personaje mágico, y entonces el show explota en una sucesión de personajes y números extravagantes por la siguiente hora y media, luego un intermedio de veinticinco minutos, y una última hora, que dejó a todo el público boquiabierto y exhausto de tanto aplaudir.


Algunas de las muchas cosas sorprendentes del show:

Una chica colgándose de un aro suspendido por cables, que subía y bajaba vertiginosamente, volaba haciendo todo tipo de proezas recorriendo todo el amplio escenario desde el aire, colgando de sus manos, pies, cuello. Infartante.

Grupos de acróbatas subiendo unos sobre otros, saltando, deslizándose por el aire como plumas, aterrizando con maestría sobre el escenario y sobre sus compañeros. Luego arrojándose desde lo alto para rebotar en un círculo con una banda elástica, y finalmente aterrizar como gatos sobre el escenario luego de dar vueltas en el aire.

Una chica que hace todo tipo malabares con múltiples aros que hace girar moviendo todo su cuerpo, llega a hacer girar por lo menos diez que van desde sus pies hasta su cabeza, y luego dos en cada mano.


Dos parejas de equilibristas en dos cuerdas tendidas a varios metros sobre el escenario y una de la otra, llegan hasta a bailar con paso rápido para atrás y adelante, desafiando casi diría no sólo a la gravedad, sino a la realidad misma. Luego los dos de la cuerda de abajo suben y se suman a los dos de la cuerda de arriba. Dos de ellos se sientan en la cuerda, y otros corren y saltan sobre ellos. Luego se enfrentan con espadas demostrando no sólo un soberbio equilibrio, sino una sorprendente habilidad para la esgrima.

Dos acróbatas corriendo dentro y fuera de dos “ruedas de hámster” a cada lado de una estructura metálica giratoria, subiendo y bajando, saltando cuando llegan a la parte más alta, y cayendo de forma libre varios metros a medida que las ruedas descienden, y como si fuera poco luego saltando la cuerda cuando corren por la parte externa de las ruedas.

Y podríamos escribir tres páginas más, porque el show es variado e increíble, pero las palabras no pueden hacerle justicia a semejante espectáculo, tienen que verlo. Es algo tan emocionante que cuesta describirlo. Por momentos no podíamos dejar de aplaudir, pero a veces, tardábamos en hacerlo porque no podíamos salir del estupor que los números de riesgo nos causaban. Es algo tan asombroso… A veces nos daba miedo aplaudir por temor a romper la concentración de los artistas, ingenuos nosotros, como si estos profesionales pudieran distraerse cuando se pasan días enteros entrenando desde que son niños.

Si fueron a ver algún espectáculo del Cirque Du Soleil saben de lo que hablamos, y saben que nos quedamos cortos, que no hay forma de describir un espectáculo así, porque es indescriptible. Si nunca fueron, vayan. El Cirque Du Soleil es algo que merece ser visto, que ustedes querido público lector merecen disfrutar, y una vez que lo hagan, se convertirán en seguidores de este maravilloso ejército de artistas.

Super recomendable, no se lo pierdan, nos lo van a agradecer.


Muy pronto seguiremos recomendàndoles cosas para tener.

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